sexta-feira, 28 de setembro de 2012

DE PEDRO CASAS SERRA

Montanhas de Nova Friburgo...( As Catarinas)


 


A Maria Lua




En una ciudad de piedras verdes

y montañas altas, Maria

se puso a escribir poesía:

hablaba del cielo y las estrellas,

de sueños, de vientos, de nubes

-de cómo corría tras ellas.

Desde su ventana, sus ojos

se abrían de noche, volaban,

cantaban, reían, lloraban.



En una ciudad de piedras verdes

y montañas altas, Maria

nos iluminaba como un faro

desde su ventana, y nosotros

-mojados, cansados, vencidos-,

hallábamos fuerzas en ella,

que nos conducía y guiaba

tras ella a la Luna, la única,

la madre más bella. Maria

velaba en la noche, era estrella.





Pedro Casas Serra (03-08-2012)






Gracias, amigo Pedro,
por este precioso regalo,
lo guardo en el corazón...






DE MARIO QUINTANA



DA VEZ PRIMEIRA EM QUE ME ASSASSINARAM...






Da vez primeira em que me assassinaram


Perdi um jeito de sorrir que eu tinha...


Depois, de cada vez que me mataram,


Foram levando qualquer coisa minha...




E hoje, dos meus cadáveres, eu sou


O mais desnudo, o que não tem mais nada...


Arde um toco de vela, amarelada...


Como o único bem que me ficou!




Vinde, corvos, chacais, ladrões da estrada!


Ah! Desta mão, avaramente adunca,


Ninguém há de arrancar-me a luz sagrada!




Aves da Noite! Asas do Horror! Voejai!


Que a luz, trêmula e triste como um ai,


A luz do morto não se apaga nunca!






Mario Quintana (A Rua dos Cataventos, 1940)








DE LA PRIMERA VEZ QUE ASESINARON...






De la primera vez que asesinaron


Perdí aquel sonreír que yo tenía...


Después, de cada vez que me mataron,


Fueron llevando alguna cosa mía...




Y hoy, de mis cadáveres, yo soy


El más desnudo, quien no tiene nada...


Arde un cabo de vela, adelgazada...


¡Como el único bien que me quedó!




¡Venid, cuervos, chacales en manada!


¡Ah! De esta mano, avaramente adusta,


¡Nadie me arrancará la luz sagrada!




¡Nocturnas Aves! ¡Alas de Desdicha!


La luz, trémula y triste como un ay,


¡La luz del muerto no se apaga nunca!






Mario Quintana (A Rua dos Cataventos, 1940)


(Versión de Pedro Casas Serra)



quinta-feira, 27 de setembro de 2012

PERDICIÓN / PERDIÇÃO


Amor tántrico de Willow Arlenea







PERDICIÓN




Amor de ojos estelares

¿en que camino estás?



Amor escondido

amor prohibido

¿a que rumbos torcidos

quieres llevar mi alma?

¿en que locos abismos

quieres lanzar mi cuerpo?...



Amor de ojos siderales

¿a que caminos me llevarás?



Amor envolvente

amor creciente

¿a que Lunas afligidas

quieres entregar mi sueño?

¿en que mares revueltos

quieres remar mis anhelos?...



Amor de ojos lunares

¿a que camino estás llevándome?



Amor sorpresa

amor sin defensa

¿en que frágiles dulzuras

quieres envolverme?

¿a que largos desvarios

quieres ofrerecerme?...



Amor de ojos celestiales

¿en que caminos estamos

perdidos?






PERDIÇÃO





Amor de olhos estelares

em que caminho estás?



Amor escondido

amor proibido

a que rumos tortos

queres levar minha alma

em que loucos abismos

queres lançar meu corpo?...



Amor de olhos siderais

a que caminhos me levarás?



Amor envolvente

amor crescente

a que Luas aflitas

queres entregar meu sonho

em que mares revoltos

queres remar meus anseios?...



Amor de olhos lunares

a que caminho estás a me levar?



Amor surpresa

amor sem defesa

em que frágeis doçuras

queres me envolver

a que longos desvarios

queres me oferecer?...



Amor de olhos celestiais

em que caminhos estamos

perdidos?




Maria Lua





De Lua e de Estrelas... 2005

Versión de Pedro Casas Serra

Gracias, amigo...





CUCHILLOS SILENCIOSOS (de Hánjel)




CUCHILLOS SILENCIOSOS ( de Hánjel)

(De mi alma negra)






Todo es vacío y soledad

en los caminos grises

del otoño eterno,

cuando un velo de distancia

tapa el cielo y oculta las estrellas,

cuando algodones de dolor

silencian las penas negras

y los relojes parados

ahogan las caricias

en la brisa del olvido.



Ni gaviotas, ni cantos de sirenas

acompañan el frío

de mi alma desnuda,

sólo quedan olas muertas

en el mar del tiempo,

sólo desiertos de arena

en cada despertar

y flores marchitas

de miradas perdidas

donde yacen los corazones.



Dormidos quedaron los versos

y las acariciantes melodías

en la noche de las dudas,

aún quedan lágrimas de ilusiones

en mi alma de soñador,

aún vuelan golondrinas de barro

en mi pluma de locura

y sangran las heridas

que dejaron en el corazón

los cuchillos silenciosos.



 

 Hánjel